Cuando se confunde publicidad con transparencia.

Aunque no es nada nuevo estos días hemos vuelto a ver cómo determinados Ayuntamientos, en este caso el de La Línea de la Concepción (Cádiz), aparece en distintos medios como «el más transparente de España«.

Estos titulares suelen ser fruto de la labor de propaganda municipal por la que los ciudadanos pagan, por lo que, siendo pagados con fondos públicos, deberíamos exigirles un poco más de rigor.

Si leemos un poco los artículos de prensa, y comprobamos qué significan los datos que exponen, llegamos a la conclusión de que el titular no es cierto. Han confundido publicidad con transparencia, una vez más.

El listado en el que estos Ayuntamientos (en este caso La Línea de la Concepción, pero antes hubo otros y cambian periódicamente) aparecen en primeras posiciones no tiene en cuenta la respuesta a los ciudadanos, ni siquiera les preocupa que, como el caso del Ayuntamiento de La Línea de la Concepción, lleven años sin responder las solicitudes de información pública obligando a reclamar al Consejo de Transparencia de Andalucía.

En realidad esos listados se hacen en base a lo que la Ley de Transparencia denomina «Publicidad Activa«, que es sólo la información de carácter obligatorio que todas las administraciones deben tener en sus páginas web. La transparencia debería medir la respuesta a los ciudadanos cuando solicitan información pública, algo que el Ayuntamiento de La Línea de la Concepción incumple con su silencio.

Una de las solicitudes de información pública sin contestación por parte de la administración

De este modo, cuando se califica a un Ayuntamiento se hace en función de una serie de parámetros que la empresa privada que realiza el ranking mira en las páginas web municipales, como pueden ser los datos del gobierno local, número de vehículos de la administración, número de trabajadores, presupuesto municipal, etc, etc. Es decir, todo lo que es obligatorio aunque nadie lo pida.

Se da la circunstancia además de que ocupar puestos relevantes en la lista no significa cumplir siquiera al 100% sus obligaciones, sólo que otros probablemente estén peor, y en muchos casos parece que ni siquiera eso. Entramos en el juego de las empresas publicitarias y, lógicamente, en el pago que deben hacer las administraciones para salir bien paradas.

Este «juego» lo vimos claramente el año pasado con el Ayuntamiento de Torrelodones (Madrid), que no es tan escueto en declaraciones como el de La Línea de la Concepción, y nos dio algunas explicaciones sobre cómo es el proceso. En primer lugar se elige una empresa, que en este caso fue Dyntra, porque según la propia Alcaldesa fue la que «más les gustó». El portal de transparencia de Torrelodones se estrenó el 3 de octubre de 2.018, aunque la Ley de Transparencia obligara a ello muchos años antes.

Como era de esperar, al día siguiente eran líderes en «transparencia» según los medios, cuando en realidad lo único que habían hecho era contratar a una empresa para que les dijera qué información subir para cumplir su obligación de publicidad activa.

La tercera parte que no de todos los Ayuntamientos se conoce es cuánto ha costado esa publicidad a los ciudadanos, cuánto se ha pagado a Dyntra u otras para «asesorar» sobre qué contenidos subir de modo que puedan salir favorecidos en ese ranking. En Torrelodones se supo, en La Línea de la Concepción no han dado cifras.

Por todo ello, como ciudadanos a los que el Ayuntamiento de La Línea de la Concepción no ha respondido sus solicitudes de información pública, pedimos que no se mezclen conceptos. Creemos que algo menos de publicidad y más transparencia sería bueno para la ciudadanía, aunque no les sirva tanto para titulares.