Tres asociaciones de la comarca toman medidas contra las injurias y calumnias en redes sociales.

La citación corresponde al primer paso dado por tres asociaciones de la comarca, Soto Cats Rescue, El Gato Andaluz, y Defensa Ciudadana Activa, el pasado mes de junio, contra María Isabel Fuertes, presidenta en funciones al parecer de la protectora Marramamiau, que ha sido aceptado por el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción nº 2 de San Roque en estos días.

“Las manifestaciones que viene realizando, aunque entendemos que son a título personal, las difunde como supuesta representante de una asociación y sólo pretenden atentar contra el honor de las personas y colectivos a los que representan, por lo que, tras meses esperando a que se le pasara el enfado por no hacerle caso, decidimos presentar en los juzgados la oportuna petición para que comprenda que no tiene licencia para mentir impunemente”, informaron.

Fuertes comenzó sus ataques contra El Gato Andaluz a raíz de sus intervenciones informando sobre los felinos en la Televisión de San Roque, ya que según su criterio no podían intervenir en esta localidad. Después la tomó con miembros de Defensa Ciudadana Activa que pertenecen también a la protectora Marramamiau por no defenderla ante las críticas, y por último la tomó con la protectora sanroqueña Soto Cats Rescue, con todo tipo de ataques personales que van desde su nacionalidad a su trabajo, ya que al parecer considera que no deben existir más asociaciones sobre felinos en el municipio.

Además de ello, ha insinuado en reiteradas ocasiones haber denunciado, inclusive penalmente, a los presidentes de estas asociaciones, sin que meses después lo haya hecho aún, «muestra evidente de que sólo le importan las redes sociales, ya que si fuera cierto la mitad de lo que publica debería haber acudido a la autoridad competente.»

Por ello ya el pasado mes de junio estos colectivos solicitaron acto de conciliación previo a la demanda por injurias y calumnias, que finalmente ha sido convocado para el próximo 27 de noviembre.

“Estas manifestaciones las realizó a través de redes sociales como Facebook, aunque también solicitó correos electrónicos a terceros para ampliar la publicidad de sus injurias, en las que incluía datos personales de socios de su propia asociación, por lo que, además de por la vía judicial, ante la Agencia Española de Protección de Datos, así como ante la Guardia Civil que ya ha desmentido que hubieran solicitado información sobre caso alguno a la denunciada”.

Al ser obligatoria la celebración del acto de conciliación previa a las demandas por injurias y calumnias, tras él los colectivos denunciantes decidirán, en función de su resultado, el inicio de las acciones legales que procedan. Se da la circunstancia de que tras recibir notificación de los juzgados la presidenta de Marramamiau ha procedido al borrado de todos los comentarios con alusiones a los denunciantes que se encontraban en los perfiles que administra, inclusive en varios grupos de redes sociales, aunque no ha emitido disculpa alguna.

Se da la circunstancia de que varios miembros de los colectivos denunciantes son fundadores de la protectora Marramamiau, a la cual pertenece la denunciada, aunque «Desde la constitución de la Asociación hace dos años como socios no hemos recibido una sóla citación para Asamblea o reunión alguna, incluso se jacta de haber expulsado a socios sin procedimiento legal alguno, lo cual es comprensible por su profundo desconocimiento de los Estatutos y falta de apoyo en la gestión del colectivo.»

Por ello, desde los colectivos no esperan que asuma sus errores, pero sí al menos que deje de atacar a los demás por ellos. De hecho, tras conocerse la falsedad de su denuncia por un supuesto envenenamiento de felinos en Sotogrande junto a un partido local antes de las elecciones locales, no ha perdido un minuto en echar la culpa a otros. «Evidentemente cuando todo el mundo te dice que no hay pruebas suficientes, que hay que esperar, y aún así te lanzas a denunciar para tener tu dosis de protagonismo, no se puede luego venir contando que no sabía lo que hacía. El síndrome de la Infanta no es aplicable en estos casos, aunque no dudamos que lo tenga porque no se entera de nada», ironizaron.